Prolapso Pélvico Quirúrgico

El prolapso pélvico ocurre cuando los órganos pélvicos (vejiga, útero, intestinos o recto) descienden hacia o fuera de la vagina debido a la debilidad de los músculos y tejidos que los sostienen. Es una afección común en mujeres, especialmente después del parto, la menopausia o cirugías previas. 

El tratamiento quirúrgico es una opción para mujeres con síntomas graves que afectan su calidad de vida, como presión pélvica, dolor o problemas urinarios e intestinales.

Existen varias técnicas quirúrgicas disponibles, dependiendo de los órganos afectados y la severidad del prolapso.

Técnicas quirúrgicas para el Prolapso Pélvico

Reparación anterior y posterior: Fortalecimiento de la pared vaginal frontal o trasera para soportar la vejiga o el recto.

Colposacropexia: Utiliza una malla para suspender los órganos pélvicos desde el sacro, generalmente se realiza por vía laparoscópica.

Histerectomía: Extirpación del útero si el prolapso involucra el descenso de este órgano. 

Reparación transvaginal con malla: Refuerzo del tejido vaginal con una malla para soportar los órganos pélvicos.

Tiempo de recuperación

La recuperación varía según la técnica utilizada, pero en general, las pacientes pueden reanudar actividades ligeras en 2 a 6 semanas. Se recomienda evitar levantar objetos pesados, hacer ejercicio vigoroso y tener relaciones sexuales durante al menos 6 semanas. Las cirugías mínimamente invasivas, como la colposacropexia laparoscópica, suelen tener un tiempo de recuperación más corto.

¿Qué resultados se puede esperar?

El tratamiento quirúrgico del prolapso pélvico suele ofrecer una mejora significativa en los síntomas, como la sensación de bulto vaginal, dolor, presión, incontinencia urinaria y dificultades intestinales. La mayoría de las pacientes experimentan una mejor calidad de vida después de la cirugía, con una restauración eficaz del soporte pélvico.